01/10/2016

Ajenos A Los Pactos De La Promesa

En Efesios capitulo dos, Pablo nos dice que estábamos en estado de muerte espiritual, causada por la influencia del mundo, por el dominio del príncipe de las tinieblas y bajo el dominio de las pasiones carnales y como consecuencia de todo esto la ira de Dios se cernía sobre todos nosotros; pero gracias a la misericordia y al amor de Padre, estando muertos nos dio vida, resucitándonos en Cristo y nos sentó en los lugares celestiales, por gracia somos salvos, por la fe, no por las obras; el apóstol quiere mostrar toda la obra de la redención y de la gracia realizada en la vocación y la conversión, a quien Dios llamo de las tinieblas del paganismo a la luz y a la vida del evangelio (Ef. 2:1-7); entendemos por tanto que por la gracia somos salvos, creados en Cristo Jesús para andar en buenas obras que preparo Dios (Ef. 2:8-10)

Ef. 2:11 “ Por tanto, acordaos de que en otro tiempo vosotros, los gentiles en cuanto a la carne, erais llamados incircuncisión por la llamada circuncisión hecha con mano en la carne.””Por tanto…” Es una conclusión que el apóstol saca de versos uno al diez; la obra de redención realizada por la gracia de Dios para todos los creyentes, tanto judíos como gentiles, ha traído principalmente sobre estos últimos, un cambio que, si lo valorizan, se asombraran; Pablo les recuerda su estado anterior describiéndolo con expresiones apropiadas para hacerles sentir su gran miseria, el apóstol Pablo traza un paralelo (con Ef. 2:1-8) entre el estado de tinieblas y de muerte en que vive el hombre pecador y gloriosos privilegios de la gracia, que apropiado aumentar en el cristiano el amor por el Padre al recordar lo que era y lo que sería sin las inmensas bendiciones del evangelio respecto de los pecados pasados; el apóstol les recuerda su estado anterior en el paganismo, usando los términos despreciativos usados entre los judíos, mostrando claramente que los desaprueba y que lo que encuentra desconsolador no es la ausencia de la circuncisión (institución vana a sus ojos, ya que es solo en la carne y hecha por hombres); ¡Sino! La ausencia de las bendiciones de las cuales estaban privados y que en seguida describe.

Ef. 2:12 “En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo.” Pablo, nombra los grandes privilegios espirituales a los cuales los paganos eran extraños, y sobre los cuales se fundaba la salvación de todo Israelita: Cristo, el Mesías que anunciaban todos los pactos de la promesa; Israel, era la institución externa que contenía todos esos privilegios; y los gentiles eran extraños a esa comunión los paganos no tenían esperanza, y por todas esas causas eran sin Dios en el mundo, mundo de tinieblas y de miserias.

Ahora están cerca en Cristo, el es nuestra paz y por su sacrificio abolió las ordenanzas de la ley; e hizo de ambos pueblos (Judíos y Gentiles) un solo pueblo. Ef. 2:13-16 “Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo. Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz, y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades.” Pero ahora en Cristo Jesús, empieza el gran paralelo, entre el estado anterior de los efesios (versos 11 y 12) y lo que han llegado a ser por la obra de la redención (versos 13-22), Pablo hace resaltar los contrastes: en Cristo, opuesto a sin Cristo (v. 12); habéis sido hechos cercanos, opuesto: alejados y ajenos (v. 12) ; el gran medio de esa liberación, la sangre de Cristo, la muerte del mediador, el sacrificio de la reconciliación cumplido en su sangre (v. 5); por su cruz (v. 16) Cristo es nuestra paz, la ha restablecido entre nosotros y Dios por su sangre (v. 13); por su carne (v. 15), por su cruz (v.16); por tanto la ha restablecido entre todos sus redimidos a cualquier nación que pertenezcan.

Por tanto desde que el anuncio la paz a todos, todos nosotros tenemos acceso al mismo Padre, en un mismo Espíritu, ya no sois extraños, sino de la casa, parte de la iglesia fundada por Cristo, donde mora Dios. Ef. 2:17-22 “Y vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos, y a los que estaban cerca; porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre. Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor; en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu.” Cristo cabeza de la iglesia, vino por sus apóstoles y por su Espíritu (Jn. 14:18; Hech. 26:23) a anunciar esa paz a los que estaban cerca (los Judíos) y a los que estaban lejos (los Gentiles) no haciendo diferencia alguna entre ellos; y ya no son extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos en el reino de Dios, y la idea de una casa de Dios, formada por los creyentes, cual es su fundamento y su naturaleza (20-22) es una figura frecuente en las Escrituras.

-Hugo

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