11/22/2015

El Perdón De Pecados

Introducción

En la parábola que narra Lucas, que conocemos como “El hijo prodigo” (Luc. 15:11-32), el hermano mayor llega del campo, y se asombra por la gran fiesta que ha hecho el padre por el regreso de su hermano menor, y al saber que se ha hecho por el, se enoja y no quiere participar de la festividad, diciendo: Luc. 15:29-31 “Mas él, respondiendo, dijo al padre: He aquí, tantos años te sirvo, no habiéndote desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un cabrito para gozarme con mis amigos. Pero cuando vino este tu hijo, que ha consumido tus bienes con rameras, has hecho matar para él el becerro gordo. Él entonces le dijo: Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas.” El hijo mayor no estaba consciente de todo lo que tenia, no sabía todas las riquezas que le pertenecían, leemos en Prov. 13:7 “Hay quienes pretenden ser ricos, y no tienen nada; Y hay quienes pretenden ser pobres, y tienen muchas riquezas.” Creemos como cristianos y manifestamos la actitud del hijo mayor, siendo desdichados por causa de las tristezas, angustias, carencias que como cristianos nos suceden, pensando que somos pobres y desdichados; sin embargo el apóstol Pablo escribe 2Cor. 8:9 “Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos.” Consideremos lo mas importante que Dios nos ha concedido, lo cual nosotros no le damos el valor que le corresponde, ni nos damos cuenta que esa bendición concedida abre la puerta a las inmensas riquezas que el cristiano puede acceder en Cristo Jesús, esta bendición es el perdón de pecados y que abre la puerta a:

I) La reconciliación con Dios.

El hombre necesita reconciliarse con Dios, dejar la amistad del mundo. Stg. 4:4 “!!Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.” El pecado nos aleja de Dios. Is. 59:2 “pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír.” Esta enemistad, las iniquidades y pecados nos mantienen alejados, separados de Dios; es decir “muertos,” la muerte es la condición del hombre que esta enemistado con Dios. Ef. 2:1 “Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados,” Todos hemos pecado (Rom. 3:23); 1Jn. 1:8 “Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros.” Pero gracias a Dios que nos ha dado la reconciliación a través del perdón de pecados que se encuentra en la sangre derramada por Cristo Jesús Col. 1:20-22 “y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz. Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliadoen su cuerpo de carne, por medio de la muerte, para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de él;”

II) Abre la puerta a la paz.

Con la bendición del perdón de pecados, estamos cerca del Padre celestial por el sacrificio de Cristo Jesús, ya que la condición del hombre de el mundo es la de enemigo de Dios, con el alma turbada sin poderla calmar; por tanto el Señor invita al mundo a encontrar la paz Mat. 11:28 y 29 “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;” La carga del pecado como una barrera en nuestra vida no permite recibir socorro, pero gracias a Dios por su Hijo Jesucristo y en su invitación aceptada obtenemos la paz. Jn. 14:27 “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.” Promesa del Señor necesaria para hombres y mujeres, que nos deja una paz totalmente diferente a la que ofrece el mundo, que ofrece solo métodos para esconderse de los problemas, Cristo ofrece la paz en su sangre derramada. Col. 1:20b “…haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.” La paz no consiste en bienes materiales que podamos tener, sino la paz que encontramos a través de Cristo y que tranquiliza todo nuestro ser. (Hech. 22:16)

III) La comunión con Cristo.

Además de ser reconciliados, de tener paz con Dios, alcanzamos la comunión con Cristo, al bautizarnos recibimos el perdón de pecados, somos unidos con Cristo; en Mat. 28:20 “enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.” Porque somos revestidos de Cristo. Gal. 3:27 “porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos.” Es decir no estaremos desamparados (Rom. 8:32-39) Leamos v. 35 “¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?” Así que no importan los sufrimientos en nuestra vida, tenemos palabras de consuelo (1Ped. 4:12-13) y al final recibiremos la corona de vida. 2Tim. 4:8 “ Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida.”

Conclusión

La gran bendición del perdón de pecados, debemos de considerarla en toda su grandeza y conocer nuestra gran riqueza que tenemos, y no ser como el hermano mayor de la parábola (de Luc. 15:11-32); todo era de él; Pablo describe una serie de pecados y dice 1Cor. 6:11 “Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.” Es decir miren la vida que dejaron, miren lo que eran y aprecien lo que ahora tienen.

-Hugo

Últimos Artículos...