El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.

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Siguiendo Las Pisadas De Jesús

En 1Pedro 2:11-4:19 El apóstol Pedro nos habla del cristiano en sus diversas relaciones con el hombre y la exhortación de abstenerse de los deseos carnales, sometiéndose a las autoridades, una buena conducta en su diario vivir, honrando a todos, siervos sujetados con respeto a vuestros amos. Habla de las esposas y de los maridos, que todos sean de un mismo sentir (Fil. 2:5-8) etc. La conclusión es que cada uno debe obrar y sufrir como Cristo, o lo que Dios nuestro Padre nos manda: que sigamos sus pisadas. 1Ped. 2:21 “Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas.”

El apóstol Pablo, como seguidor del Maestro, es uno de los muchos cristianos que imitaron a Cristo. Pablo nos exhorta a conducirnos sabiamente y aunque nos sean legitimas las cosas, no todas nos convienen, no debemos ser tropiezo a otros por motivos de conciencia, la conciencia de otros no la nuestra. 1Cor. 10:33; 11:1 “como también yo en todas las cosas agrado a todos, no procurando mi propio beneficio, sino el de muchos, para que sean salvos. Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo.” Ser imitador de Cristo, en su conducta, era una prioridad; por tanto para seguir las pisadas del Maestro, debemos:

I) Escuchar La Voz Del Hijo De Dios

Mat. 17:1-6 (Mc. 9:2-13; Luc. 9:28-36) Narran la transfiguración del Señor, toda su persona resplandeció con la brillante gloria, y la voz del cielo ordenándonos Mat. 17:5 “Mientras él aún hablaba, una nube de luz los cubrió; y he aquí una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd.” Hech. 7:1-60, narra la apología de Esteban, habla del llamamiento de Dios a Abraham, de la promesa, ratificada y confirmada a Isaac y Jacob; los patriarcas en Egipto, la esclavitud de Israel y la liberación por Moisés, el cual dijo: “Este Moisés es el que dijo a los hijos de Israel: Profeta os levantará el Señor vuestro Dios de entre vuestros hermanos, como a mí; a él oiréis.” Cuando la iglesia había sido establecida y después de la sanidad del cojo, al juntarse la multitud, Pedro aprovecha esta circunstancia y les predica a Cristo (Hech. 3:11-21) y concluye versos 22 y 23 “Porque Moisés dijo a los padres: El Señor vuestro Dios os levantará profeta de entre vuestros hermanos, como a mí; a él oiréis en todas las cosas que os hable; y toda alma que no oiga a aquel profeta, será desarraigada del pueblo.” Nuestro Señor Jesucristo te llama a que vengas a el Mat. 11:28-30 “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.” Escucha la voz del Hijo de Dios.

II) Ser Constantes En La Oración

Necesitamos utilizar parte de nuestro tiempo en la oración. Jn. 13:15 “Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis.” Jesús deja Nazaret y reside en Capernaum (Mat. 4:13) y predicaba en las sinagogas. En una ocasión sano muchos enfermos al meterse el sol (Mar. 1:32-34) y el verso 35 nos dice: “Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba.” Después de las sanidades, Jesús se retira al lugar desierto y en su soledad empapa su alma en la comunión de Dios el Padre. Los sinópticos mencionan acerca de las oraciones de Jesús: Las cuales iluminan las relaciones de Jesús con el Padre durante el tiempo de su humillación sobre la tierra. El Señor tenía necesidad de la oración. ¿Cuánto mas nosotros? Cuando Jesucristo escogió a sus apóstoles, paso la noche orando a Dios. Luc. 6:12, 13 “En aquellos días él fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios. Y cuando era de día, llamó a sus discípulos, y escogió a doce de ellos, a los cuales también llamó apóstoles:” Pablo escribe en: 1Tes. 5:17 "Orad sin cesar;" Col. 4:2, 3 “Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias; orando también al mismo tiempo por nosotros, para que el Señor nos abra puerta para la palabra, a fin de dar a conocer el misterio de Cristo, por el cual también estoy preso,”; Rom. 12:12 “gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración.”

III) Imitar Su Obediencia

En la carta a los Hebreos leemos como Jesús fue obediente a la voluntad de su Padre (Heb. 5:8, 9). Jesucristo dice: Mc. 16:16 “El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.” Jesús obedeció al Padre, tanto en lo que hacía o decía, sujetándose a Él. Jn. 5:19; 12:49-50 “Respondió entonces Jesús, y les dijo: De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente. Porque yo no he hablado por mi propia cuenta; el Padre que me envió, él me dio mandamiento de lo que he de decir, y de lo que he de hablar. Y sé que su mandamiento es vida eterna. Así pues, lo que yo hablo, lo hablo como el Padre me lo ha dicho.” El apóstol Pablo nos habla de la obediencia de Jesús en Fil. 2:5-7 verso ocho: “y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.” Heb. 11:6 “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.”

Conclusión

Hay muchas cosas más con las cuales podemos imitar a Jesús como su humildad, su mansedumbre etc. Jesús te invita a que escuches su voz (por medio del evangelio), que creas a Dios, que seas obediente. La única manera de agradar a Dios nuestro Padre celestial es seguir las pisadas de Cristo 1Jn. 2:6 “El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.”

-Hugo Camacho

1 de Enero de 2023


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