Consideremos la importancia de estudiar la palabra de Dios, para que el mundo no marque el camino de nuestra vida.

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La Necesidad de Estudiar las Escrituras

Habiendo considerado la autoridad de las escrituras y la importancia de la sana doctrina, ahora estamos conscientes de la necesidad de estudiar las escrituras. 2Tim. 3:16-17 “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.”

Introducción

1. Comunicación de Dios.

El siempre se ha dado a conocer al hombre, comunicando su voluntad, con el propósito de vivir en comunión con él; lo hizo en el Edén. Gen. 2:16, 17 “Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.” Más adelante lo hizo con Noé, (Gen. 6:13-22) "Dijo, pues, Dios a Noé: He decidido el fin de todo ser,…hazte un arca de madera de gofer…mas estableceré mi pacto contigo…” Después con Abraham (Gen. 12:1-7) “Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela;…hare de ti una nación grande,…bendeciré a los que te bendijeren,…a tu descendencia daré esta tierra…” También a Moisés le comunico su voluntad (Ex.3:7-8).

2. Su voluntad escrita.

Por lo cual eligió hombres santos que fueron guiados por el Espíritu Santo, con el propósito de que no hubiera errores. 2 Ped. 1:19-21 “Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones; entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.” 2 Ped. 3:1, 2 “Amados, esta es la segunda carta que os escribo, y en ambas despierto con exhortación vuestro limpio entendimiento, para que tengáis memoria de las palabras que antes han sido dichas por los santos profetas, y del mandamiento del Señor y Salvador dado por vuestros apóstoles.”

I) Enseñanza por Dios.

Nosotros, los destinatarios, debemos considerar seriamente leer y estudiar las escrituras, y de esta manera ser enseñados por Dios. Jn. 6:45 “Escrito está en los profetas: Y serán todos enseñados por Dios. Así que, todo aquel que oyó al Padre, y aprendió de él, viene a mí.” Is. 54:13 “Y todos tus hijos serán enseñados por Jehová; y se multiplicará la paz de tus hijos.” (Is. 11:9; Jer. 31:33, 34) Si no somos enseñados por Dios, seremos enseñados por el mundo. Col. 2:8 “Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo.” Por tanto debemos tener cuidado y no prestar nuestros oídos, para escuchar las enseñanzas que se están introduciendo en la iglesia del Señor, y que no son conforme al consejo de Dios. Rom. 1:25 “ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén.” La cultura dominante nos enseña a vivir de manera totalmente diferente a las enseñanzas de Dios, las buenas costumbres son amenazadas y corrompidas por las conversaciones que nos envuelven en el medio en que vivimos. 1Cor. 15:33 “No erréis; las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres.” Consideremos la importancia de estudiar la palabra de Dios, para que el mundo no marque el camino de nuestra vida.

II) Como obtener la salvación.

Meditemos en los ejemplos de las escrituras, en los que el hombre manifiesta su ignorancia en cuanto a lo que debían de hacer para ser salvos. 1. Un hombre rico pregunta al Maestro: … ¿Que hare para heredar la vida eterna? (Luc. 18:18) 2. Una persona, jefe en una prisión imperial, pregunta a dos presos… ¿Señores que debo hacer para ser salvo? (Hech. 16:30) 3. Una multitud religiosa y temerosa de Dios pregunta a doce Galileos:… ¿Varones hermanos, que haremos? (Hech. 2:37). Ser rico e importante, tener una responsabilidad en la sociedad, ni ser practicante de una religión nos asegura la salvación; por tanto necesitamos ser enseñados por Dios y dar respuesta con el consejo de Dios, que es la santa Escritura; así lo hizo el Señor. Mat. 19:17 “El le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino uno: Dios. Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos.” Pablo y Silas dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo (Hech. 16:31); el apóstol Pedro contesto: Arrepiéntanse y bautícense en el nombre de Jesucristo.

III) Es importante conocer las escrituras para conocer la verdad.

Jesús prometió a los apóstoles que serian guiados por el Espíritu Santo a toda la verdad (Jn. 16:13). El apóstol Pedro nos dice que todas las cosas de la vida y de la piedad nos son dadas por el divino poder mediante el conocimiento. Es decir, saber y conocer a Cristo que nos llamo; por su gloria y excelencia, la que nos da grandes promesas de participar de la naturaleza divina, por haber dejado la corrupción del mundo por causa de la concupiscencia. Y nos exhorta el apóstol a seguir ascendiendo añadiendo a la fe, a la virtud, al conocimiento, dominio propio, paciencia, la piedad, al afecto fraternal, al amor. Ya que si no tenemos estas cosas somos ciegos y olvidamos la purificación de nuestros pecados pasados; pero si están en nosotros y abundan, no estaremos ociosos ni sin fruto. Por tanto acerquémonos a la palabra de Dios como lo hizo el sacerdote: Esdras 7:10 “Porque Esdras había preparado su corazón para inquirir la ley de Jehová y para cumplirla, y para enseñar en Israel sus estatutos y decretos.” La verdad santifica nuestra vida. El Señor en su última noche con sus apóstoles después de haberles dado las últimas instrucciones eleva su oración y le pide al Padre: Jn. 17:17 “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad.” La santificación es el resultado de estudiar la palabra de Dios, de vivirla y de enseñarla (Rom. 12:1-2). Pablo nos exhorta a transformarnos por medio de la renovación de nuestro entendimiento, que viene por estudiar la palabra de Dios.

-Hugo Camacho

10 de Enero de 2019


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